lunes, 1 de febrero de 2010

Y con un aplauso desapareció la democracia

Las focas aplaudieron a todo dar, se oyeron gritos de aprobación de los más efusivos, de los más “rajados” o simplemente de los más perdidos. La ley nuevamente había servido para todo, ahora en su nueva faceta: la aplicación retroactiva. Un (esquivo al cierre) canal de televisión al fin había caído (por segunda vez) y con su muerte, la libertad.

La fuerza de la ley y el terror como su arma principal ha arrasado con todos aquellos que se le han opuesto, o por lo menos ha pisoteado sus ganas de luchar, ha acabado con sus esperanzas. Su efecto dominó de terror (“da un castigo ejemplar a tu enemigo por más pequeño que sea y sembrarás el miedo en el resto de Ellos”), ha resultado más efectivo que las armas, para arrodillar y volver sumisos a sus antiguos enemigos. No sólo cayó RCTV, Televen calló y las cableras se arrodillaron ante la latente amenaza de caer también.



¿Cuando se acaba la democracia?, cuando se acaban nuestros derechos, cuando se acaba nuestra libertad, cuando se acaban las instituciones, cuando la Ley se amolda y se usa para controlar y eliminar a los enemigos políticos del gobierno.
El 23 de enero de 2010 en cadena nacional: se cayó una careta que estaba mal puesta, se violaron (una vez más) los derechos de todo un pueblo, la libertad de expresión sufrió una nueva puñalada, la aplicación de la ley empoderó su conocido matiz rojo, mientras que los representantes de las instituciones capaces detener esta violación a la constitución, brillaron por su ausencia.

El 23 de Enero de 2010 en cadena nacional entre un mar focas se anunció el inicio de una dictadura; y con un aplauso desapareció la democracia.

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