jueves, 31 de diciembre de 2009

El día que mi amigo salió del closet


Ya muchos lo sabíamos, muchos se lo esperaban y montones más se lo imaginaban, pero no fue realidad hasta que un día decidió confesarle al mundo sus verdaderas intenciones.

El detonante fue un mensaje por twitter (un tweet) donde con un dejo de nerviosismo, comentaba su decisión junto con la noticia que ese día lo comentaría a sus padres. Las cadenas de tweets no se hicieron esperar, los amigos, compañeros y conocidos en general, empezaron a proferirle su respeto ante esta decisión, a felicitarlo por dar ese gran paso y a instarlo a que no se rindiera nunca.

Unas pocas horas después un nuevo tweet comentaba que ya había hablado con sus padres, quienes respetaban y apoyaban su decisión. Una nueva oleada de tweets vino a felicitarlo por atreverse a vivir en ese extraño y desprestigiado mundo (sobre todo en Venezuela).

Mi amigo aquella tarde no le comentó a su familia, que tuviese inclinaciones homosexuales (o algo parecido), mi amigo le confesó a su familia que iba a dedicarse a la política.

Por sorprendente que esto pueda resultar en otro país, en Venezuela no es así. Aquí en general se ve a la política como algo malo, una profesión oscura donde los terribles políticos pasan de ser visionarios y soñadores, a entes malvados y corruptos o solo corruptos en potencia.

Sin embargo, si vemos al político como el “Encargado de lo público” o “Encargado de los ciudadanos” (si hablamos en términos etimológicos), o simplemente como aquel ciudadano que trabaja para intentar mejorar la vida del colectivo ¿no debería ser algo bueno? ¿Por qué resulta tan parecida esta situación con uno de los más grandes tabúes sociales que tiene ésta sociedad? ¿Acaso hemos convertido la política en un tabú social?

No es una mentira que en Venezuela, las primeras preguntas que debe hacerse todo político en potencia (como las hizo la familia de mi amigo) son: ¿De qué vas a comer? ¿Cómo te vas a mantener? ¿De que vas a vivir?

Ciertamente, estas son algunas de las preguntas más difíciles que se le pueden hacer a una persona (político o no), en un país donde hasta trabajando con una carrera universitaria sobre tus hombros (si tuviste la suerte y el privilegio de estudiar en una universidad) no tienes segura una estabilidad económica. Sin embargo, yo creo, aspiro y confío en que la gente con talento y ganas, siempre logrará salir adelante aun dedicándose a esa actividad.

Actualmente Venezuela necesita políticos de corazón, políticos que trabajen por una mejor calidad de vida de los ciudadanos y no por engordar las arcas personales. Políticos que “aspiren al poder como medio no como destino”, políticos de verdad.
Dicho todo esto, solo me queda felicitar a mi amigo por salir del closet, por elegir ser un agente de cambio, por decidirse a ser un elemento activo en la lucha directa por un país mejor, por arriesgarlo todo para intentar construir una mejor Venezuela.

Transformar al país será una lucha intensa y peligrosa, llena de obstáculos y desdichas, pero con gente como tú y todos esas personas que cada día están dando ese salto a lo público, estoy convencido que también estará llena de alegrías y satisfacciones.

Amigo, mis felicitaciones, increíblemente orgulloso de ti y de todos mis amigos que han decidido dedicar su vida a la política en un momento tan complicado como este.

¡Éxito!

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